Control de algas (método Walstad)

Por Mirdav

El crecimiento indeseable de algas, probablemente, es el mayor problema que los aficionados tienen para mantener acuarios plantados o de cualquier otra clase. Gran cantidad de acuaristas renuncian a mantener acuarios plantados debido a su frustración al tratar de combatir el crecimiento descontrolado de algas. Desafortunadamente, muchos aficionados ven las plantas solo como decoración, no han aprendido a usarlas como filtración biológica y herramienta para controlar las algas. A continuación vamos a ver los principales métodos para controlar el crecimiento de algas en nuestros acuarios.

Fotografía de RAFAEL RAMIREZ


1 – Métodos comunes para controlar las algas

La aparición algas en un acuario suele estar asociada a algún tipo de desequilibrio que puede estar provocado por exceso de luz, falta de corriente en el filtro, acumulación de nutrientes, CO2 insuficiente y un largo etcétera, de manera que lo primero que se debe hacer es corregir ese desequilibrio antes de usar ningún otro método, de lo contrario, aunque consigamos librarnos de las algas, volverán a crecer en poco tiempo, ya que la causa por la que lo hacen sigue existiendo.

1.1 – Alguicidas, agua oxigenada, lejía y antibióticos

Los alguicidas son químicos que matan las algas y a menudo causan más problemas de los que resuelven en acuarios plantados. El ingrediente activo de casi todos los alguicidas comunes es cobre o simazina. Ambos son tóxicos para los peces y las plantas. La dosis que matará las algas en un acuario sin dañar a los peces o las plantas es difícil de determinar. Incluso si el alguicida no mata a los peces, las algas muertas podrían hacerlo. Las algas moribundas pueden liberar toxinas en el agua o su descomposición puede eliminar el oxígeno del agua. Por lo tanto, no es raro que los peces mueran cuando las algas se eliminan de forma abrupta.

Fotografía de Ardeban


El agua oxigenada, o peróxido de hidrógeno (H2O2), es un potente oxidante y reacciona con muchos compuestos orgánicos, cambiándoles su estructura, y por tanto su funcionalidad. Esto hace que el H2O2 sea tóxico para muchos organismos, sobre todo algas, bacterias y otros organismos poco evolucionados. Básicamente, se debe a que estos no tienen epidermis para defenderse de agresiones, ni producen enzimas (catalasas) que luchen contra el H2O2 de manera rápida y eficiente. La mayoría de plantas y animales (peces, gambas y caracoles) tienen mecanismos para defenderse de este y otros compuestos tóxicos. No obstante, todo depende de la dosis.
Sin embargo, hay algunas especies de plantas que sí son muy sensibles al agua oxigenada. Son sobre todo las plantas menos evolucionadas, como algunos musgos o algunas hepáticas, por lo que hay que ser muy cuidadoso tanto con las dosis como con la concentración del producto debido a que se comercializa de formas diferentes (aunque lo más común es encontrarlo al 10 %). Una dosis de referencia podría ser 10 ml por cada 100 l de agua, pero siempre es recomendable empezar por dosis más bajas y si se logra eliminar las algas, mucho mejor.

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Las algas, nuestras amigas

Por Unay

En general son muchísimos los ingredientes a tener en cuenta para lograr la receta de unas algas estupendas, pero, tras bastante lectura, he encontrado unas cuantas circunstancias que una y otra vez se suelen dar.

Algas filamentosas. Fotografía de cobacho1992.

Posibles generadores de algas:

Inmadurez del acuario.
Se repite sin parar en el foro, pero no está de más insistir: en el famoso ciclado, no hacemos sino arrancar un proceso, el llamado «ciclo del nitrógeno». De modo que en nuestro sistema empiezan a habitar las bacterias que eliminarán el amoniaco que generan los habitantes del acuario.

Cuando termina el ciclado (nitritos a cero) tenemos una población bacteriana mínima, que no es ni mucho menos la deseable. Tendrán que pasar meses antes de que esto sea así, ya que el filtro, las plantas, los cristales, las raíces, las rocas, y en gran medida el sustrato, alojarán al resto de bacterias.
Para que esto ocurra, es necesario tiempo.
No cuatro o cinco semanas. Pueden ser necesarios seis, ocho, doce meses para que así sea. Por eso mismo, es importante evitar ciertas prácticas que nos pueden provocar graves problemas: sobrepoblar al poco tiempo de arrancar, excesivo mantenimiento del filtro… movimientos en el sustrato (desplantados, recolocación del hardscape)… Un acuario maduro tiene una población bacteriana suficiente como para soportar muertes de peces (si son pocas) y otro tipo de situaciones, sin tener problemas de nitritos o amonio, causa muy habitual de algas, en muchos casos filamentosas.

Filtración (tanto movimiento de agua como capacidad de filtración biológica).

Tener un filtro con la capacidad filtrante necesaria es imprescindible. La salud de nuestros peces e invertebrados lo agradecerá (nitritos cero) y nuestras plantas también. En este punto es importante comentar que en ocasiones se pueden dar en nuestro acuario lo que denominamos «picos de amonio», que pueden ser indetectables para nuestros test, más que nada porque suelen ser picos temporales y no estamos midiendo valores constantemente. En el filtro, cuanto más material biológico, mejor. Sobre meter o no perlón en el filtro no voy a entrar. Para mí, lo ideal (puestos a soñar): doble filtro y en ambos casos prefiltro de perlón. Así se garantiza un mantenimiento de filtros muy bajo y agua cristalina.

Al mismo tiempo, las salidas y entradas de los filtros, deben situarse de manera adecuada. Lo ideal es generar una corriente circular de agua que recorra toda la urna, de modo que el agua se renueve constantemente en todas las zonas.

De este modo, conseguimos que los nutrientes se repartan en todas las zonas (incluidos abonos y CO2 si los hubiera) y que no haya ningún lugar en el que se acumulen los restos. Es además, clave, orientar las salidas de los filtros, de modo que estando bajo el agua, remuevan la superficie lo más posible, pero sin «romperla».

Alga punto verde (green spot). Fotografía de DrMandingo.

Así, lograremos que nuestro acuario esté bien oxigenado, cuestión clave para todos los habitantes, peces, plantas, invertebrados, bacterias… Además, lograremos distribuir el CO2 (tanto si lo inyectamos como si no lo hacemos), un nutriente clave, por cada rincón de la urna.

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